Dr. Arturo Chacón Torres
Panorama Ambiental A.C.
Un modelo productivo en donde la inversión privada tenga participación en inversión conjunta con el estado ofrecería un contrapeso para prevenir los vicios que hoy se presentan en otros procesos productivos de México. Sin embargo, el reto más grande es la construcción de un modelo que sea transparente y que garantice las buenas prácticas con el objetivo de alcanzar la compatibilidad ambiental y la prevención de la contaminación asegurando el bienestar común de nuestras comunidades indígenas y rurales, que son las que finalmente reciben los efectos del aprovechamiento de estos recursos naturales estratégicos.
Por ello, más que simplemente reformar la normatividad en materia de minería es de fundamental importancia construir una estrategia nacional que permita en principio tener la soberanía sobre los recursos minerales de la nación, sin que ello represente una rectoría absolutista sobre estos recursos minerales. Dejar la minería en las manos del estado solamente incrementará el riesgo de la corrupción y el saqueo económico como ocurrió en el caso del petróleo, pero dejar en manos de los corporativos el aprovechamiento de estos recursos también genera el saqueo del patrimonio nacional y sus consecuencias económicas, sociales y ambientales.
Es indudable que la minería proporciona grandes beneficios económicos, pero no para los habitantes que viven en esas zonas de yacimientos tan valiosos en el mercado. Más aún, la destrucción de los recursos naturales como el agua, suelo, vegetación, fauna y cultura han dejado experiencias tan lamentables como la contaminación, marginación social y pobreza regional.
En la alborada de las energías renovables o menos contaminantes resalta el uso de las baterías de níquel, cobalto y litio. Estos minerales que actualmente se aplican para el almacenamiento de energía, no son de ninguna manera una alternativa sustentable para aplicarse en estas llamadas energías renovables derivado de su alto nivel de contaminación especialmente en las fuentes de agua potable.
Por ejemplo, la progresiva construcción de autos eléctricos demanda una alta demanda de litio para la instalación de baterías en estas unidades. De las 350 mil toneladas de litio que actualmente se requieren en la industria de los autos eléctricos para el año de 2030 se estima que se requerirán hasta tres millones de toneladas.
Por lo tanto, la expansión minera para extracción del litio es hoy en día un tema de competencia comercial entre las diferentes naciones y corporativos. Portugal, Serbia, China, Australia, Chile e incluso México se identifican como los países con grandes reservas de litio para satisfacer esta creciente demanda que incrementa cada día más su precio en el mercado internacional. La especulación del precio del litio incluso puede afectar los precios de los productos elaborados supuestamente para impulsar las tecnologías alternativas incluyendo los autos eléctricos, los dispositivos móviles y los aparatos de transmisión entre otros.
En México incluso se ha modificado la normatividad en materia minera para decretar que el litio y otros minerales son un patrimonio nacional que deberá ser regulado por el Estado, lo que en consecuencia ha generado la acostumbrada polémica y confrontación entre la administración federal y la oposición.
En el caso de Michoacán se han realizado exploraciones para identificar la existencia de posibles yacimientos de litio en el lecho del lago de Cuitzeo argumentando que de encontrar litio sería de fundamental beneficio para el estado.
Sin embargo, los beneficios del aprovechamiento del litio como otros minerales y recursos naturales en la región no representan la clave para beneficiar al pueblo michoacano. Los minerales como el acero, plata, oro y otros han sido concesionados a empresas transnacionales que poco les interesa el bienestar social o la salud ambiental de las regiones en donde aprovechan estos minerales.
Solamente hay que realizar una visita de campo a La Mira, municipio de Lázaro Cárdenas para observar la devastación ambiental y sus efectos en la salud de los habitantes por la presa de sales del hierro y las frecuentes fugas del ferroducto que conduce a la planta acerera. Hay que visitar el municipio de Aquila y Coahuayana para ver la manera en que se ha afectado la selva y la hidrología local para el aprovechamiento del hierro en esa región de la costa de Michoacán.