Dr. Julián Rodríguez Sesmas

Promotor de los cambios operados en la educación en la tercera década del siglo XX, fue el profesor Moisés Sáenz, cuyas ideas pedagógicas se fundamentan en la doctrina vitalista y social de la educación. La educación –dice- está íntimamente ligada con la vida humana; hablar de finalidades de la educación es hablar de finalidades de la vida.

En 1925 se crea el Departamento de Psicopedagogía e Higiene destinado al estudio y aplicación de las nuevas corrientes pedagógicas, que, en 1936, se transforma en el Instituto Nacional de Pedagogía; en el mismo año se establece la Escuela Normal de Educación Física.

En 1943 se crea la Escuela Normal de Especialización para la formación de maestros especialistas en la educación de niños anormales mentales, menores infractores, sordomudos y ciegos.

De esto se desprende, que la Revolución trajo consigo nuevos ideales educativos que quedan plasmados en la Constitución del 5 de febrero de 1917, donde se reafirman los postulados de la enseñanza gratuita, laica y obligatoria, y de la intervención del Estado en la enseñanza privada; aparecen también las escuelas “Artículo 123” ósea la obligación de los patrones o empresario de educar a los hijos de sus trabajadores, cuando ocupen un número mayor de cien obreros.

El ministro José Manuel Puig Casauranc (1924-1928), con la eficaz colaboración de Moisés Sáenz, que ocupó el cargo de Subsecretario, atendió con protección a la enseñanza rural y agrícola y a la educación elemental. Fraccionó los estudios preparatorios en dos ciclos, creando así la escuela secundaria con tres años de escolaridad bajo la dependencia de la Secretaría de Educación Pública.

Se establece una red de 5000 escuelas Rurales por todo el país y se funda la Dirección de Misiones Culturales (1926), la enseñanza normal recibió significativo impulso, al fundarse la Escuela Nacional de Maestros bajo la dirección del eminente pedagogo Lauro Aguirre.

En este sentido, la nueva Secretaría sustituyó la vieja fórmula positivista de instrucción por el concepto de educación. En efecto el concepto revolucionario consistía en educar atendiendo a la tesis pedagógica orientada a modelar «el alma del educando» para desarrollar en él todas sus potencialidades.

La diferencia esencial entre instruir y educar reside en que instruir consiste en proporcionar información, sin preocuparse de su repercusión en el siquismo de niños y jóvenes; educar, en cambio, es corregir los defectos y fomentar las virtudes, según un viejo concepto pedagógico, siempre vigente y certero.

Pero la diferencia apuntada entre la Secretaría de instrucción porfiriana y la Educación obregonista, no sólo se refiere a dos concepciones diferentes en el campo de la pedagogía, sino al ámbito geográfico ampliado con el que la función educativa había de realizarse desde 1921. Así, la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes, tal como la concibió Vasconcelos, inició la federalización de la enseñanza, sin perjuicio de que, por su lado, los gobiernos estatales impulsarán la educación en todos los grados.

De ahí que, en el período de Vasconcelos (1921-1924) se encuentra el origen de lo que habría de ser la educación pública en México, la lucha contra el analfabetismo, la escuela rural, la difusión de bibliotecas, el impulso a las Bellas Artes, el intercambio cultural con el extranjero y la investigación científica.

De este modo, la obra educativa tuvo alcances tan profundos y resultados tan avasalladores debido al apoyo decidido otorgado por el Estado, en la medida en que las propuestas del ministro coincidían con las necesidades económicas y sociales del momento.

Por tanto, la propuesta de Vasconcelos ayudado a promover el crecimiento económico ya que propiciaba el desarrollo tecnológico y productivo. Además, incorporó a los mexicanos al nuevo proyecto nacional, creando la idea de nación. Finalmente legitimaba al nuevo Estado al hacer efectiva una demanda popular de tanto peso como la de la educación. Por estas razones la política educativa de Vasconcelos, se vuelve el instrumento ideal para el desarrollo político del nuevo régimen.

A partir de aquí, se dieron una serie de esfuerzos considerables; primero para darle un sentido definido a la educación, principalmente desde el punto de vista social, y posteriormente en especial durante los años veinte para consolidar tal orientación.

Ahora bien, para el despacho de los asuntos de su incumbencia, la Secretaría de Educación Pública22 se dividió en:

  • Universidad Nacional de México, con todas sus dependencias actuales más la Escuela Nacional Preparatoria;
  • Extensiones Universitarias;
  • Direcciones de Educación Primaria y Normal; todas las escuelas oficiales, primarias secundarias y Jardines de niños del Distrito Federal y Territorios, sostenidas por la Federación.
  • Escuela Superior de Comercio y Administración;
  • Departamento de Bibliotecas y Archivos;
  • Departamento Escolar;
  • Departamento de Educación y Cultura para la Raza Indígena;
  • Departamento de Bellas Artes;
  • Escuelas e Instituciones docentes que en lo sucesivo se funden con recursos federales;

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